Un rincón donde los sueños se hacen realidad a través de las palabras. Sueña conmigo...

sábado, 29 de diciembre de 2007

Voces


La duda resquebraja mi sueño,
Mi paz interior,
Aquella que tanto me costo conseguir,
Se ha ido,
Me ha abandonado,
Porque aquellas voces que un día logré callar
Atormentan de nuevo mi cabeza,
Con palabras, con sueños,
Con deseos que nunca llegaron a esfumarse,
Y que ahora,
En mitad del camino,
Han vuelto para ganar la batalla al olvido.

Son verdades como puños,
No lo puedo negar,
Pero,
Hay una pregunta que ronda mi mente,
¿Me dará ese camino la felicidad?
Las voces no me responden,
Solo guardan un momentáneo silencio,
Antes de volver a susurrar,
‘te arrepentirás’.

¿Qué hacer?,
¿Cómo actuar?,
Mi cabeza busca un camino, una salida,
Pero,
Solo encuentra dos,
Cada una bien distinta y separada,
Una con más luz que la otra,
Pero desconocidas ambas.

Las voces, cuyo incesante sonido es interminable,
Me llevan por un camino de flores,
Un lugar donde el sol nunca duerme,
Y donde la vida siempre sonríe.
Pero tengo miedo,
Miedo de perder lo que ya he logrado,
Miedo de arrepentirme,
Miedo de que la felicidad que hoy depende del corazón,
Mañana dependa del dinero,
Porque eso no es ser feliz,
Sino ser esclavo.

Mientras lo escribo,
Las voces siguen susurrando sin cesar,
Consiguiendo poco a poco su objetivo,
Dejando en mi cabeza una única salida,
Una salida que quizás no sea mala,
Pero es desconocida,
Y lo desconocido me asusta.

Se que son mis sueños,
Mis anhelos,
Mis mayores deseos,
Y aunque la vida me enseñó a valorar otras cosas,
Siguen siendo mis sueños,
Mis anhelos,
Mis mayores deseos,
Y las voces no cesarán hasta que llegue a la meta,
Una meta por la que renunciaría a muchas cosas,
Pero,
¿Renunciaría a la meta por alguna cosa?

Las dudas continúan nublando mi cabeza,
Me cuesta pensar con claridad,
La familiaridad de los susurros
Me hace pensar con subjetividad,
Y noto como pierdo el control sobre mis deseos.
El peso de mi conciencia recae sobre las voces,
Pero no para callarlas,
Sino para darles un eco que termina por desequilibrar la balanza,
Una balanza que decidiría mi futuro.

Poco a poco se diluyen,
Mi cabeza vuelve a encontrar la paz que perdió,
Mis oídos disfrutan del ansiado silencio,
Pero,
¿Qué será de mi?,
¿He elegido bien?,
Las voces ya no están para responderme,
Pero se,
Que a preguntas como estas,
Las responden los más sabios,
Porque no hay mejor profesor,
Ni mejor aliado
Que un tiempo bien utilizado.
Y es que al final de todo,
Es el tiempo quién valora nuestras acciones,
Y me despido esperando,
Que un lejano futuro,
Valore las mías.

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