Un rincón donde los sueños se hacen realidad a través de las palabras. Sueña conmigo...

domingo, 11 de diciembre de 2011

El valor de un instante

Nadie conoce a nadie, rezaba el título de una película que nunca vi, ni la verdad tengo intención de hacerlo. Pero el nombre es de esos que te hacen reflexionar. A lo largo de tu existencia conoces a una cantidad impresionante de personas. Cada una con su forma de ser, su forma de pensar, de vestir, de hablar... Con el paso del tiempo elegimos. Decidimos con quienes queremos compartir más o menos ratos, quienes deben estar más cercanos o quienes deben estar en momentos puntuales. La teoría les llama amigos, la práctica compañeros de viaje. La vida tiene pinta de ser un proceso largo que te lleva por infinidad de caminos. A veces, no todos seguimos los mismos. Y decir adiós nunca es fácil. O a veces lo es tanto que acaba siendo más difícil aún. Quemar etapas es un proceso brutal al que le viene al pelo el verbo quemar, fiel reflejo de lo profunda, intensa y dolorosa que es la experiencia. En ocasiones, no queda más remedio, en otras, tu vida exige cambios. Ante la insensata velocidad a la que corre este reloj de arena que controla nuestro tiempo, las decisiones acaban siendo más necesarias que sencillas. Te resignas al recuerdo, a la alegría de saber que un día alguien estuvo ahí. En estos tiempos, un mensaje navideño, otro por el cumpleaños en alguna red social que te evita tener que recordarlo. Poco más. Al final, todos acabamos siendo recuerdos. Simples palabras que mantienen vivo un instante. Pero siempre podremos estar orgullosos de que ese instante existió, y que lo disfrutamos. El paso de la vida siempre deja una esencia, que como en los perfumes suele dejarte impregnado su rastro. Cada etapa tiene su momento. Lo bueno de la vida es que los engloba todos.