Un rincón donde los sueños se hacen realidad a través de las palabras. Sueña conmigo...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Roma...

La otra Navidad

La Navidad graba a fuego las ausencias del mundo,
la vida pasa lista por diciembre
recordando a los que faltan,
torturando a los que siguen.

La Navidad es recuerdo,
es disfrutar del hoy por lo que pueda pasar mañana.
Es soñar con que no sea la última
o brindar por la primera de tantas.

La nieve trae los contrastes
mientras unos dan las gracias
otros preguntan por qué,
pero todos celebramos algo
sin importarnos el qué.

El turrón trae los recuerdos,
los hay blandos
y los hay más duros
pero como en todo
los tragos se pasan mejor en familia.

Así queda la Navidad,
una dosis de familia, recuerdos y mazapán.
Sonrisas y lágrimas envueltas en lazos grandes.
Cuestión de felicidad...
o cuestión de acostumbrarse.

Fomenta la lectura

En el transcurso de mi locura
me refugio en los libros.
Libros que disfrazan mi alma,
páginas que visten mis mundos
cambiando atardeceres tristes
por amaneceres soleados.

Letras cuya magia y brujería
suturan un corazón helado.
Cada página es una calada de aire,
cada párrafo es un sorbo de vida,
cada palabra convierte un mundo agónico
en un instante celestial.

Siempre nos quedarán los libros.
Mundos donde soñar y reír,
lugares donde aprender a olvidar.
Motivos para salir adelante.

Gracias a esos trozos de papel
que a mi lado guardan cama.
Sin ellos no escribiría,
ni siquiera soñaría,
pensando resignado
lo oscuro y frío que sería el mundo
sin el refugio de un buen libro.

Sí quiero...

Sólo quiero vivir leyendo y morir escribiendo,
sentir que las letras son mías
y las páginas tuyas.
Marcharme con la conciencia tranquila
sabiendo que publicamos un libro lleno de amor
donde se cuente que luchamos contra el mundo
y vencimos.
Donde el referente no seamos ni tu, ni yo
sino la historia.
Esa historia que juzgará nuestras acciones
y cuyo jurado dictará si fuimos o no felices.
A eso aspiro...
¿Quieres escribir conmigo?

Desde lejos

Porque el amor no siente ni padece
y esta distancia su consuelo recrudece
en ese orden de pasión desenfrenada
que un día pusimos en horario vespertino
sin pensar en un futuro maldito
que nos separa mucho más allá de un simple grito.

Tu voz no suena y rebota en los cristales
la mía desvela y deja la luz encendida
por si regresas y el camino se te olvida.

El mundo asiste a una guerra sin fronteras,
nada y todo nos separa,
todo y nada nos desvela.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Toca vivir...


El mundo camina entre máquinas de café y el humo de un tabaco que oculta el descorazonador murmullo que ofrece la televisión. Las calles siguen su curso, las personas avanzan inertes en su rutina e impersonales en su conducta. Con un sorbo de café y un bocado de un pitufo, el día comienza a florecer tras el cristal de las cafeterías, ese espejo mañanero que refleja el estado de aquellos que van a comerse el mundo, y oculta el de aquellos que han sido devorados por él.
Los hogares aguardan despojos, las calles recogen gente desesperada. El mundo tiene cabida para todos, pero la vida no espera a nadie. El tiempo, valioso como el oro más preciado, avanza insurgente por los pensamientos de aquellos que ven la vida desde el otro lado del cristal de la cafetería. La cama aguarda nuestro destino, la vida se vive en la calle. Ahí respira el mundo, ahí respiro yo.

Día 5

El mundo ofrece un nuevo punto de vista.
La inspiración apareció en la calle
tomando un simple café en la esquina
viendo la vida pasar
por delante de un cristal
que no oculta las verdades
de la gente al caminar.

La mañana sabe a café y huele a tabaco,
mientras la tinta del periódico mancha tus manos,
regando las tristes noticias
que visten un mundo destartalado.

La inspiración callejera es un nuevo perfume para mí.
Nunca lo había probado,
pero su fragancia ha embriagado mi desayuno
y ha rellenado la tinta
que está regando el quinto día de este fruto.

Día 4

No todo iba a ser tan fácil.
Hoy amanecí perdido.
El sol ofrecía la oscuridad más profunda
Y mi alma se negaba a despertar.
Hoy no tenía motivos para escribir.
La tinta llevaba demasiado veneno.
Y prometí no volver a sentirme así.

La fotografía de un pasado mejor
Hizo llover lágrimas de sangre.
Sensaciones encontradas,
Y un horizonte nublado
Por la inevitable desgracia
De un desolador entorno.