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miércoles, 16 de junio de 2010

Derrota


Cuatro años esperando un momento así y la realidad se come tus entrañas en apenas 90 minutos. La espera ha merecido la pena, la recompensa no es la esperada, pero aún así rellena un espacio que solo puede ser ocupado por este tipo de sensaciones. Me cuesta explicar como puedo vivir así un deporte como este, pero me sería imposible hacerlo sin él.

Muchos no comprenden, pero son sentimientos indescriptibles, únicos, y especiales. Solo ocurren de cuando en cuando e incluso muchas generaciones no han tenido la posibilidad de sentir lo que yo pude hacer hace dos años por estas fechas. En días así me acuerdo de mi abuelo, y de lo que él no podrá volver a vivir, y me hace valorar más estos momentos y sentir más estas derrotas, porque a pesar de ser un deporte, no deja de ser un sentimiento que nos une y nos mantiene vivos hasta en los peores contextos. Cada partido es algo nuevo, algo distinto, nunca nada volverá a ser igual. Nunca volveré a sentir lo que sentí hoy, y eso hace que todo merezca la pena.

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