Un rincón donde los sueños se hacen realidad a través de las palabras. Sueña conmigo...

lunes, 15 de marzo de 2010

Bienvenidos al mundo real...

No estamos en el Inframundo, ni va a venir el barquero de turno a recoger a nadie para llevarle a su destino. Esto es periodismo y ¡aquí hay que mamar’, como dirían en Cádiz. La Facultad ha terminado y se abre un mundo tan lleno de posibilidades, como de parados. No es un discurso pesimista, pues la realidad es tan cruel que la palabra se me queda corta, pero la ‘pandilla’ de magnates que dirigen el cotarro de la comunicación no me ofrece alternativas más optimistas. Y por supuesto, mejor no hablar de becarios ni demás triquiñuelas administrativas para pagar poco la mano de obra informativa, porque Troya ya ardió una vez y no sería original volver a hacerlo.

Escribo desde la corta experiencia que dan 5 años de carrera, pero desde la visión actual que ofrece el nuevo periodismo, más centrado en las ediciones digitales que en los ‘viejos’ soportes de papel o en las descarriadas programaciones televisivas. Y es que, todo lo ‘bonito’ que tiene la profesión, lo tiene de complicado a la hora de dedicarse a ella. Sueldos bajos, inseguridad laboral y un millón de motivos por los que no continuar en el camino de la información, un camino lleno de rosas a simple vista, cuyas espinas se hacen cada vez más largas con el paso de los CVs que caen en el olvido a diario, dejando un rio de cadáveres que aumenta por cada medida desesperada que inician los medios para salvar su cabeza de una muerte anunciada.

Triste pero cierto
La palabra periodista está desprestigiada. El hecho de meter a todos en el mismo saco no es santo de devoción para nadie, excepto para ese tipo de ‘lapas profesionales’ que sobreviven a costa de un nombre que ni merecen, ni representan. Cuando vemos un cuadro de la Mona Lisa en el mercadillo, todos pensamos que es una copia falsa, nadie ni siquiera por un remoto segundo se plantea que ese ejemplar pueda ser el original, y así pasa con todo, excepto con el mundo del periodismo. La televisión ha ayudado a convertir cualquier tipo de ‘personaje’ en un periodista, que no hace más que trabar la carrera de un verdadero licenciado.

Esto se hace a diario, sin regulación ninguna, con el benemérito de una sociedad conformista que no aprecia el trabajo de un grupo profesional imprescindible para ellos. De hecho, cualquiera que entre en el INEM, puede buscar ofertas de trabajo para periodistas y encontrará el triste resultado de 1. Y creanme que entre esos casi cinco millones de parados, hay más de uno y más de dos trabajadores de la información que buscan trabajo.

Y ante todo esto me rebelo. Periodistas del mundo unios y luchad no solo por vuestros derechos sino por una profesión decadente y llena de infiltrados, en la que si no actuamos pronto, nos veremos abocados al ostracismo profesional, siendo partícipes de la muerte y el olvido de una de los profesiones más necesarias y antiguas del mundo.