No quería dejar de escribir
hoy me ha picado la vena,
el sueño llama a mi puerta,
pero no le pienso abrir.
Las musas vinieron a verme
con hechizos y conjuros,
me hablaron de navidad,
de lo claro y de lo oscuro.
El elixir de inspiración
se acabó de madrugada,
sin él se apagó la luz,
sin él mis letras no andaban.
Escribí de soledad, de recuerdos y aventuras,
aprendí que la amistad no entiende de dictaduras,
y que el amor es a la muerte, lo que nacer a la vida
pues uno eso hace inmortal cuando quiere de verdad.
Letra a letra mi pluma me revelaba
que las musas cantas sueños
y la vida realidades.
Al final lo comprendí.
No era un mito.
La mejor musa es vivir
y contarlo por escrito.
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