Entre lagunas emocionales escribo, con bellas comparsas de fondo que apaciguan la inquietud interna, que el caos de un mal día genera en mi interior. Esa cuna de la poesía, a la que Dios llamó Andalucía, a la que no dio pluma, ni libro, sino un teatroo como el Falla, para plasmar allí los versos de un pueblo que respira arte "por los cuatro costaos". Y es que, escucha uno esas letras con la profundidad de tres fallas submarinas, "y se te cambia el sentío", como diría mi abuelo.
Como decía, un día triste y feo, en el que la alegría y la ilusión van y vienen, acompasando la comunicación interna y externa de mi mundo, llegando incluso a creer que el tiempo que azota mi ventana, es un espejo de mi alma, que quiere descargar y no puede, porque la crisis nos afecta a todos, y esta es mi manera de apretarme el cinturón.
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